Elegir correctamente los materiales de construcción no solo garantiza la durabilidad de una obra, sino también su seguridad y funcionalidad.
Entre ellos, los áridos ocupan un papel fundamental por ser la base estructural de la mayoría de las fases del trabajo.
Comprender cómo seleccionarlos en función del tipo de proyecto es clave para lograr resultados óptimos.
Los áridos son materiales granulares de origen natural o artificial, como gravas, arenas o piedras trituradas.
Se utilizan en grandes cantidades en la construcción, sobre todo para mezclas de hormigón, morteros, rellenos y otras aplicaciones estructurales.
Su importancia radica en que son el componente de mayor volumen en una construcción, afectando directamente la resistencia, estabilidad y coste final de la obra.
En función del tipo de construcción o reforma, se deben seleccionar áridos con propiedades físicas y mecánicas concretas.
Para saber cómo elegir el árido correcto, primero es necesario conocer sus clasificaciones principales.
Uno de los errores más frecuentes en construcción es elegir el árido sin tener en cuenta el uso final ni las exigencias específicas de la obra.
Existen varios factores que se deben contemplar antes de seleccionar áridos, como el tipo de estructura, su exposición al clima y las cargas que va a soportar.
En edificaciones residenciales o comerciales se prioriza la resistencia y durabilidad del hormigón.
Para estas obras, se suele emplear:
Es fundamental controlar el contenido de polvo o arcillas, ya que pueden debilitar la resistencia del hormigón.
En pavimentos, aceras, viales y zonas ajardinadas, los objetivos cambian.
Importa más la drenabilidad, estabilidad y resistencia a la abrasión del material.
Lo ideal es emplear:
Cuando se trata de puentes, presas o túneles, los áridos seleccionados deben ser de alta resistencia, baja porosidad y excelente estabilidad química.
No vale cualquier grava o arena común.
Se deben utilizar:
En reformas o ampliaciones, la clave es la compatibilidad entre los áridos nuevos y los materiales originales.
Esto evita fisuras, desprendimientos o puntos débiles en la unión.
Se recomienda analizar:
No basta con conocer el tipo de obra.
Hay que tomar en cuenta las características técnicas y funcionales de los áridos.
Un error común es usar el árido más barato, sin considerar que puede acabar provocando fallos estructurales a medio plazo.
En 2018, durante la remodelación de una urbanización costera en el sur de España, se seleccionaron áridos sin pruebas geotécnicas previas.
La empresa constructora, buscando reducir costes, optó por usar grava reciclada proveniente de una demolición cercana, sin análisis de lixiviación ni resistencia.
Durante los primeros meses tras la entrega, empezaron a detectarse zonas de hundimiento en aceras y aparcamientos.
Una inspección técnica reveló que el árido empleado presentaba alta porosidad y retención de humedad, lo que provocó inestabilidad en la base del pavimento.
Además, contenía restos de yeso y materia orgánica, generando procesos de expansión con el paso del tiempo.
El resultado fue la demolición parcial de las zonas afectadas y un incremento del 18% en los costes totales del proyecto.
Esto demuestra que elegir correctamente los áridos reduce riesgos y costes a futuro.
Una buena elección no solo mejora la calidad de la obra, sino también la experiencia del cliente y la imagen de la empresa.
Sí, pero solo si cumple con normativas y ensayos adecuados.
Generalmente, se recomienda utilizar árido reciclado en rellenos o capas no estructurales, aunque cada vez más proyectos incluyen pruebas para su uso en elementos resistentes.
Se usa principalmente arena fina lavada, de textura suave y sin arcillas, para asegurar una buena adherencia y acabado estético.
Definitivamente sí.
La forma, tamaño, limpieza y absorción del árido son determinantes para la resistencia, vida útil y calidad del compuesto.
Lo más recomendable es trabajar con proveedores certificados y exigir análisis granulométrico, resistencia y composición química.
Además, contar con la asesoría de un técnico o arquitecto evitará errores costosos.
Incluso los profesionales pueden incurrir en fallos si no se realiza una evaluación correcta del entorno y tipo de obra.
Algunos errores típicos son:
Subestimar estos factores puede derivar en efectos como fisuras, pérdida de volumen o falta de adherencia.
Una elección informada puede marcar la diferencia en la rentabilidad y durabilidad de cualquier obra.
Además, contribuye a generar menos residuos y a tener una mejor gestión de los recursos naturales.
La tendencia actual se enfoca en maximizar la calidad constructiva con soluciones sostenibles.
Y los áridos, siendo el componente más voluminoso, son pieza clave en esa ecuación.
En resumen, seleccionar áridos según el tipo de obra no es una tarea menor, sino un paso estratégico que afecta todos los aspectos del proyecto, desde los costes iniciales hasta el mantenimiento a largo plazo.
Con el conocimiento adecuado, el apoyo técnico y la elección de proveedores de confianza, se puede garantizar que cada estructura, reforma o pavimento construido tenga la resistencia, durabilidad y calidad que merece.
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