Los prefabricados de hormigón han revolucionado la forma en que se construyen infraestructuras de todo tipo.
Detrás de su rendimiento están materiales clave que muchas veces pasan desapercibidos.
Entre ellos, los áridos juegan un papel fundamental, siendo responsables de las propiedades mecánicas, térmicas y estéticas del producto final.
Los áridos son materiales granulares inertes empleados en la fabricación del hormigón.
Constituyen aproximadamente el 70 al 80 % del volumen total del hormigón prefabricado.
Su presencia afecta directamente la resistencia, durabilidad, trabajabilidad y economía del material final.
Seleccionar los áridos correctos es vital para obtener un producto consistente y de calidad.
Los prefabricados pueden variar ampliamente según su uso y diseño.
Esto implica que el tipo de árido elegido debe adaptarse a necesidades específicas.
A continuación, identificamos los principales áridos empleados en estos elementos constructivos.
Es el árido fino por excelencia en la fabricación de prefabricados de hormigón.
Suele proceder de canteras, ríos o del triturado de piedras duras.
La arena que se utiliza debe ser limpia y tener una granulometría controlada.
Su función es llenar los vacíos entre los áridos gruesos y proporcionar cohesión a la mezcla.
Una buena arena mejora la trabajabilidad y reduce el uso de agua y aditivos.
Este tipo de árido es necesario para proporcionar resistencia mecánica al elemento prefabricado.
La grava puede provenir de fuentes naturales redondeadas o del triturado de rocas.
Es común el uso de gravillas de 5 a 20 mm según el tipo de prefabricado que se desee producir.
Para piezas más delgadas, como placas de fachada, se opta por gravillas más finas.
Son cada vez más utilizados en entornos que buscan reducir su huella ambiental.
Se obtienen del tratamiento de residuos de demolición y su uso requiere controles rigurosos.
Su inclusión permite fomentar una economía circular en el sector de la construcción.
En elementos no estructurales son una excelente alternativa, sobre todo si se busca sostenibilidad.
Se eligen cuando se desea reducir el peso del prefabricado sin comprometer mucho la resistencia.
Estos materiales permiten producir elementos de bajo peso y excelentes propiedades térmicas.
Se usan mucho para piezas especiales, como paneles prefabricados con requerimientos aislantes.
En muchos prefabricados con función estética, se opta por incorporar áridos de colores o texturas especiales.
Se usan especialmente en fachadas, pavimentos exteriores o mobiliario urbano de hormigón arquitectónico.
Entre los más buscados están:
Estas piedras no sólo confieren color, sino también profundidad visual y durabilidad al acabado final.
La elección del árido no es una tarea aleatoria, sino un proceso técnico riguroso.
Cada tipo de prefabricado demanda propiedades específicas que están íntimamente ligadas al árido empleado.
Algunos de los criterios a evaluar son:
Una buena selección genera mayor control en el proceso de fabricación y reduce el riesgo de fisuras o deformaciones.
Un fabricante de paneles prefabricados de fachada en el norte de España sufría reiteradas fisuras tras el curado.
Los técnicos revisaron la dosificación, el moldeo y el curado sin encontrar anomalías aparentes.
Durante el análisis de los materiales, detectaron que el árido fino tenía un contenido excesivo de finos pasantes de 0,063 mm.
Este exceso alteraba la proporción agua/cemento efectiva de la mezcla.
La arena parecía válida a simple vista, pero no se había controlado correctamente su curva granulométrica.
Al sustituirla por una arena con menor contenido de finos y lavado adecuado, el problema desapareció.
Este ejemplo demuestra cómo un detalle aparentemente menor puede comprometer todo el sistema.
Además, puso en valor el trabajo del laboratorio de control de calidad.
Desde entonces, la empresa modificó su sistema de control de recepción de áridos e implementó medidas correctivas de forma permanente.
Incluso mejoró la resistencia media de sus paneles y redujo el desperdicio en el proceso.
Todos los áridos empleados en prefabricados deben cumplir con normativas específicas.
En Europa, la norma UNE-EN 12620 regula los áridos utilizados en hormigones estructurales.
Sus requisitos incluyen ensayos de forma, resistencia, fracción, densidad y absorción.
Además, la trazabilidad y el origen deben documentarse adecuadamente.
Los fabricantes deben también realizar controles internos periódicos para garantizar la continuidad de la calidad.
Esto incluye ensayos de laboratorio, registros de proveedores y mantenimiento de silos y tolvas de áridos.
No todos los prefabricados son iguales, y algunos requieren prestaciones adicionales.
En tal caso, se emplean áridos especiales adaptados a la exigencia técnica del producto.
Ejemplos comunes son:
Estos áridos responden a problemáticas específicas del entorno constructivo.
Elegir el tipo de árido correcto puede facilitar certificaciones como LEED o sellos de construcción sostenible.
No se recomienda, ya que contiene sales que pueden generar corrosión y comprometer la durabilidad del hormigón.
Depende del espesor de la pieza prefabricada, pero suele estar entre 5 y 20 mm para elementos habituales.
Sí, especialmente si se modifica la granulometría, densidad o forma de las partículas.
No necesariamente, pero suelen tener mayor absorción de agua y menor densidad, por lo que requieren ajustes técnicos.
Absolutamente, sobre todo los áridos decorativos o naturales con pigmentación destacada.
Una gestión adecuada de los áridos es tan estratégica como la elección del cemento o los aditivos.
El control fino aumenta la productividad y reduce las sorpresas en la obra o en la planta de montaje.
Los mejores prefabricadores invierten en formación y tecnología para gestionar con precisión cada lote de árido utilizado.
Así logran piezas más consistentes, duraderas y económicas.
Un pequeño cambio en el tipo de grava o arena puede marcar la diferencia entre un producto de baja calidad y uno excepcional.
En resumen, los áridos son mucho más que un simple relleno del hormigón.
Son ingredientes esenciales que definen la identidad y el rendimiento de cualquier elemento prefabricado.
Comprender bien su origen, tipología, comportamiento y control es clave para ingenieros, arquitectos, y empresarios del sector.
Invertir en elegir los áridos adecuados es invertir en calidad, sostenibilidad y durabilidad a largo plazo.
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