La reutilización de materiales es una de las prácticas más inteligentes y sostenibles en el sector de la construcción actual.
Entre estas soluciones, los áridos de demolición se están consolidando como una alternativa eficaz, rentable y ecológica.
Este material, que antes era desechado como residuo, está demostrando su valor en la creación de infraestructuras modernas.
Son materiales granulados reciclados obtenidos del machaqueo y tratamiento de restos de construcciones anteriores.
Estos restos pueden proceder de edificaciones antiguas, obras civiles obsoletas o renovaciones completas.
El proceso incluye la trituración, limpieza y clasificación para obtener una granulometría específica.
Los más comunes son residuos de hormigón, ladrillo, asfalto y morteros.
Una vez tratados, pueden emplearse en nuevas obras como si fueran áridos naturales.
La popularidad de los áridos reciclados no es casual.
Sus ventajas son múltiples y afectan no solo al medio ambiente, sino también al bolsillo y rendimiento de los proyectos.
Utilizar estos áridos reduce significativamente la extracción de nuevas materias primas.
Así, se preservan recursos naturales y se disminuye el volumen de escombros en vertederos.
Además, reduce la necesidad de transporte a larga distancia, disminuyendo las emisiones.
Los costes de adquisición de áridos reciclados son generalmente inferiores a los tradicionales.
Esto puede suponer un gran ahorro, especialmente en grandes volúmenes de obras.
Muchos países europeos exigen ya un porcentaje de reutilización de materiales en nuevas construcciones.
El uso de áridos reciclados permite cumplir con estos requisitos sin perder calidad.
Siempre que el tratamiento sea correcto, los áridos reciclados presentan una calidad comparable a la de los naturales.
Son aptos para capas de subbase, base, rellenos y, en algunos casos, incluso elementos estructurales.
Su uso forma parte de un modelo circular de producción y consumo, reduciendo el desperdicio.
Esto aporta valor a la empresa constructora al asociarse con prácticas sostenibles.
El proceso para convertir escombros en áridos válidos es riguroso y está regulado.
Incluye distintas etapas destinadas a asegurar la calidad final del producto.
Los residuos se recogen en plantas específicas tras las tareas de demolición o reforma.
Se separan residuos inertes de otros no aprovechables o contaminantes.
El material se machaca en varias fases hasta alcanzar un tamaño adecuado.
Se eliminan impurezas y se clasifica por tamaño granulométrico según su uso posteriormente.
El árido ya reciclado queda listo para ser transportado a obras o centros de distribución.
Una vez generados, los áridos para construcción tienen múltiples usos en obra civil y arquitectónica.
En usos estructurales se requiere una selección y ensayos más detallados para garantizar su idoneidad.
Muchos profesionales del sector aún tienen ciertas reticencias al uso de áridos reciclados.
Sin embargo, esas dudas suelen estar basadas en mitos o desconocimiento.
No necesariamente.
Si se realiza un óptimo control de calidad, pueden igualar las propiedades mecánicas de los originales.
Sí, y se están utilizando ampliamente en pavimentos, instalaciones subterráneas y zonas exteriores.
No, ya que van enterrados o mezclados dentro de morteros y hormigones.
Su aspecto es homogéneo una vez integrados.
Según un estudio del Ministerio de Transportes, en España se generan más de 40 millones de toneladas de residuos de construcción y demolición cada año.
Una cifra impactante que convierte a este sector en el responsable del 35 % del total de residuos del país.
De ese total, solo un 35 % se recicla adecuadamente a pesar de las capacidades técnicas existentes.
En países como los Países Bajos o Bélgica, dicho porcentaje supera el 85 % gracias a normativas eficaces y conciencia medioambiental.
Un proyecto de rehabilitación en Barcelona empleó solo áridos de demolición recuperados de la misma ciudad.
Eso permitió ahorrar más de 1.000 toneladas en emisiones de CO₂ y reducir los costes en un 18 % respecto a los materiales convencionales.
Gracias al uso de una planta móvil, se procesaron los residuos directamente en la obra, reduciendo los tiempos de entrega y transporte.
Otro ejemplo reciente fueron las obras de una autopista en la Comunidad Valenciana, donde el 70 % del material de base era reciclado.
Se demostró que su resistencia, durabilidad y asentamiento eran similares a los áridos vírgenes, y además contribuyó a ganar una certificación LEED de sostenibilidad.
Empresas que adoptan estas técnicas no solo reducen costes sino que ganan reputación por sus prácticas responsables.
En España, el uso de áridos reciclados está regulado por el RD 105/2008.
Este decreto fomenta la reducción, reutilización y valorización de residuos de construcción.
Además, existen normas UNE específicas para el control de calidad de estos materiales.
Las empresas que cumplen con estos estándares pueden certificar sus productos bajo sellos como CE, ISO 14001 o Ecoetiquetas europeas.
También en licitaciones públicas se comienza a premiar el cumplimiento de criterios de economía circular y recurrencia a materiales reciclados.
Es fundamental seguir buenas prácticas y recomendaciones técnicas para su aplicación.
No es lo mismo usarlos para una autopista que para una vivienda unifamiliar.
El tipo de edificación determinará los requisitos técnicos del árido.
Es importante trabajar con proveedores certificados y con experiencia en áridos reciclados.
Se recomienda realizar ensayos in situ de compactación, resistencia y composición.
Capacitar a operarios y técnicos es clave para su correcta manipulación y aplicación.
En algunos procesos sí, pero para elementos muy estructurales como pilares aún se requieren mezclas parciales o ensayos específicos.
Igual que cualquier árido: en silos, bolsas o montículos, protegidos de humedad y contaminación.
No siempre, pero en la mayoría de los casos sí, especialmente si provienen de una planta cercana.
Plásticos, maderas, pinturas, yesos o materiales con asbestos deben ser eliminados en el proceso inicial.
Van desde arena fina reciclada hasta gravas de 40 mm, adaptándose a distintas necesidades de obra.
Algunas plantas pueden incluso producir áridos personalizados según granulometría definida por el cliente.
Esto abre nuevas posibilidades para proyectos técnicos exigentes.
Al contar con una trazabilidad completa del material, se puede monitorizar desde su origen hasta su aplicación.
Esto genera confianza en arquitectos, ingenieros y promotores.
En resumen, los áridos de demolición son un recurso con gran potencial en el sector de la construcción.
Su adopción no solo favorece la sostenibilidad, sino también la eficiencia y competitividad de las obras.
El futuro del sector pasa por integrar materiales reciclados de manera habitual, sin comprometer la calidad constructiva.
Innovar también es reutilizar con inteligencia.
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