Los áridos son la base silenciosa de toda obra de construcción, desde pequeñas reformas hasta grandes infraestructuras.
Su calidad, tamaño y pureza determinan la durabilidad y resistencia de cualquier proyecto arquitectónico o civil.
Hoy en día, las técnicas modernas de tratamiento y clasificación de áridos han revolucionado la manera en que se preparan estos materiales esenciales.
Comprender estos procesos es vital no solo para productores y distribuidores, sino también para técnicos, arquitectos y profesionales del sector construcción.
Los áridos son materiales granulares utilizados en obras como relleno, base o componente de mezclas como morteros, hormigones o asfaltos.
Estos materiales incluyen gravas, arenas, piedras trituradas y otros componentes de origen natural o artificial.
Su tratamiento y clasificación son necesarios para eliminar impurezas, definir tamaños y adecuarlos al uso planificado.
Esto permite garantizar áridos limpios, homogéneos y compatibles con las exigencias técnicas de cada aplicación.
El tratamiento de los áridos ha evolucionado con tecnología avanzada y criterios de sostenibilidad.
Estos procesos aseguran la mejora continua de la calidad del producto final.
El primer paso en la cadena es la extracción del material desde canteras o lechos fluviales.
Este material se transporta en camiones de gran capacidad hasta la planta de tratamiento.
En este punto es donde comienza la transformación real.
La piedra extraída suele ser de gran tamaño y requiere reducción mecánica.
Para ello se utilizan trituradoras de mandíbulas, cónicas o de impactos.
Estos equipos permiten obtener fragmentos de tamaño más manejable y definir gradualmente el tamaño deseado.
Uno de los procesos más importantes es el cribado, que separa los fragmentos por tamaños.
Aquí se emplean cribas vibrantes o de tambor, que clasifican los áridos en diferentes fracciones.
Esta organización es esencial para producir materiales aptos para diferentes usos específicos.
El lavado se realiza con equipos que usan chorros de agua o procesos de hidrociclones.
El objetivo es eliminar arcillas, polvo y materia orgánica que podrían afectar la calidad del hormigón o el mortero.
El árido limpio genera estructuras más resistentes y duraderas.
En zonas urbanas donde la calidad del agua es limitada, se han incorporado sistemas de reciclado de agua para el lavado.
Gracias a la digitalización y la automatización, las plantas de áridos hoy pueden controlar con precisión cada aspecto del proceso.
Esto incluye sensores, inteligencia artificial y sistemas de supervisión remota.
Gracias a la visión artificial y a algoritmos de reconocimiento, algunos equipos pueden detectar el tamaño, forma y color del árido en tiempo real.
Esto permite clasificar con mayor precisión, incluso separando materiales con formas irregulares.
Además, se minimizan errores humanos y se mejora la trazabilidad del producto final.
En algunas aplicaciones, se busca eliminar minerales más ligeros o no deseados mediante procesos de separación por densidad.
La flotación, en concreto, permite separar fragmentos usando lavados controlados o medios líquidos con distintas densidades.
Es una técnica más avanzada y específica para casos donde se busca una pureza excepcional, como en áridos para microestructuras de ingeniería.
Una tendencia creciente en el sector es el reaprovechamiento de residuos de demolición y construcción como áridos reciclados.
Gracias a tecnologías específicas, estos residuos pueden someterse a un tratamiento similar al de los áridos naturales.
Esto no solo reduce el impacto ambiental, sino que contribuye a la economía circular en el sector de la construcción.
Las plantas móviles permiten tratar áridos directamente en obra o cerca del origen de extracción.
Esto reduce los costos logísticos y el impacto por transporte.
Son muy utilizadas en grandes proyectos viales o en zonas remotas.
Incorporan todos los procesos clave: trituración, cribado, lavado y almacenamiento temporal.
La calidad de los áridos está regulada por normativas europeas y nacionales.
En España, normas como la UNE-EN 12620 especifican los requisitos para áridos en hormigón.
Estas normas definen parámetros como la granulometría, desgaste Los Ángeles, contenido de finos, y partículas nocivas.
El control de calidad en las plantas se realiza con ensayos de laboratorio periódicos y seguimiento técnico constante.
Un caso particularmente interesante se produjo en una cantera situada en el norte de España en los años 90.
Durante décadas, su producción era artesanal, con procesos manuales y escasa automatización.
La clasificación se hacía con zarandas antiguas, y el material cargado con palas directas sobre camiones.
Tras recibir financiación pública como parte de un plan de modernización industrial, la empresa instaló nuevo equipamiento con sistemas electrónicos y control automático.
Incorporaron también una cinta transportadora inteligente con pesaje dinámico y sensores de humedad.
El salto tecnológico significó más que eficiencia:
En consecuencia, comenzaron a suministrar áridos para grandes construcciones civiles como autovías y viaductos, ampliando su influencia en el mercado.
Este ejemplo demuestra cómo la inversión en tecnología aplicada a los áridos no solo eleva la calidad, sino que genera un impacto económico significativo.
Los áridos naturales provienen de canteras o ríos, mientras que los reciclados se obtienen de escombros tratados.
Ambos pueden alcanzar altos estándares si se someten a procesos adecuados de calidad.
El tamaño es clave para definir la resistencia, manejabilidad y densidad de morteros u hormigones.
La clasificación precisa garantiza un buen comportamiento estructural y menor riesgo de fisuras o fallos.
Hay que consultar la ficha técnica del producto, verificar su cumplimiento con normativas europeas y evaluar mediante ensayos en laboratorio, especialmente si se trata de proyectar estructuras de carga.
Sí, y mucho.
Un árido con polvo, arcilla o materiales orgánicos puede generar mal compactado o dificultades para adherirse al cemento, disminuyendo la resistencia del hormigón.
Por eso el lavado y secado son etapas críticas.
Reducen costos, permiten operar en zonas remotas, disminuyen impacto ambiental y aumentan el aprovechamiento de recursos en obra.
Además, mejoran los tiempos de ejecución de grandes proyectos.
Implementar tecnologías actuales en el tratamiento y clasificación de áridos conlleva beneficios muy claros para el sector.
En resumen, conocer y aplicar las técnicas actuales para el tratamiento y clasificación de áridos es esencial para garantizar construcciones más duraderas, sostenibles y eficientes.
Con la evolución tecnológica y las normativas cada vez más exigentes, las plantas productoras que invierten en innovación no solo mejoran su productividad, sino que abren nuevas oportunidades de mercado.
Así, el humilde árido se convierte en el héroe oculto de cada obra bien ejecutada.
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