Comparativa entre áridos redondeados y angulosos en hormigón

Elegir el tipo correcto de árido para el hormigón es una de las decisiones más importantes en cualquier obra.

El comportamiento estructural, la durabilidad y la eficiencia constructiva pueden variar enormemente según el tipo de árido utilizado.

Una de las comparativas más relevantes en este ámbito es la que enfrenta a los áridos redondeados contra los áridos angulosos.

Este análisis es clave tanto para profesionales como para quienes están planificando una reforma o construcción.

¿Qué son los áridos y por qué su forma importa?

Los áridos son materiales granulares como arena, grava o piedra triturada que se mezclan con cemento y agua para formar el hormigón.

La forma de estos componentes afecta al comportamiento final del concreto en aspectos como resistencia, trabajabilidad y consumo de agua.

Los dos tipos principales en función de su forma son:

  • Áridos redondeados: con bordes suaves y forma generalmente esférica.
  • Áridos angulosos: con formas irregulares y bordes puntiagudos o afilados.

Ambos tienen sus ventajas y limitaciones, por lo que su elección debe responder al uso previsto del hormigón.

Orígenes de los áridos redondeados y angulosos

La forma del árido depende principalmente de su origen y del proceso mediante el cual se obtiene.

Los áridos redondeados suelen proceder de depósitos naturales como ríos, lagos o playas.

La acción del agua a lo largo del tiempo suaviza los bordes, produciendo partículas lisas y uniformes.

Por el contrario, los áridos angulosos se obtienen al triturar rocas mediante procesos industriales.

Este método conserva los bordes irregulares, generando partículas con mayor capacidad de entrelazarse entre sí.

Diferencias clave en el rendimiento del hormigón

La forma de los áridos influye directamente en cómo se comporta el hormigón fresco y endurecido.

1. Trabajabilidad del hormigón

La trabajabilidad se refiere a lo fácil que es colocar, moldear y terminar el hormigón en obra.

  • Los áridos redondeados permiten una mezcla mucho más fluida.
  • Esto se traduce en una mejor trabajabilidad, ideal para encofrados cerrados o estructuras complejas.
  • Además, se requiere menos cantidad de agua y cemento para lograr la consistencia deseada.

Los áridos angulosos, en cambio, aumentan la fricción interna del hormigón fresco.

Esto hace que sea más difícil de manipular sin la ayuda de aditivos plastificantes o un aumento del contenido de agua.

2. Resistencia del hormigón

En cuanto a resistencia, los áridos angulosos suelen ofrecer mejores resultados.

Gracias a su forma irregular, se mejora el anclaje mecánico entre partículas y la adherencia con la pasta de cemento.

Esto genera un sistema estructural más sólido en comparación con los áridos redondeados.

En cambio, los áridos redondeados tienen menor capacidad de entrelazamiento, lo que puede reducir la resistencia final del hormigón.

3. Compactación y densidad

La forma también afecta la densidad del hormigón en estado fresco y su facilidad de compactación.

Los áridos redondeados se acomodan mejor entre sí, permitiendo una mayor compactación sin esfuerzos adicionales.

Esto los hace útiles en aplicaciones donde se requiera llenar completamente un molde o espacio con facilidad.

Por su parte, los áridos angulosos pueden generar más huecos entre partículas, lo cual requiere mayor energía de compactación.

Aplicaciones recomendadas según el tipo de árido

Comprender estas diferencias permite tomar mejores decisiones en función del tipo de construcción o reforma que se desea realizar.

Usos ideales de áridos redondeados

  • Obras donde la estética y facilidad de colocación son claves, como pavimentos decorativos.
  • Elementos prefabricados de hormigón que necesitan un llenado fácil del molde.
  • Situaciones donde se desea una alta fluidez sin recurrir a aditivos químicos.

Usos ideales de áridos angulosos

  • Estructuras que requieren alta resistencia estructural y durabilidad.
  • Obras sometidas a cargas estáticas o dinámicas significativas.
  • Hormigones de alta resistencia y bajo contenido de agua

La elección dependerá del equilibrio esperado entre trabajabilidad y resistencia mecánica.

La importancia de la adherencia y durabilidad

La adherencia entre los áridos y la pasta de cemento es uno de los factores más críticos en la durabilidad del hormigón.

Los ángulos y aristas de los áridos angulosos generan una mayor superficie de contacto y mejor adherencia.

Esto aumenta la resistencia a la tracción del hormigón endurecido y su capacidad para resistir ciclos de congelación y deshielo.

En largas exposiciones al medioambiente, como puentes o cimientos exteriores, esta característica puede ser decisiva.

Sin embargo, si no se garantiza una buena compactación, los áridos angulosos también pueden generar mayores vacíos, y por tanto mayor exposición a agentes externos como el agua o los sulfatos.

Un ejemplo práctico real: la experiencia en una urbanización costera

En una urbanización construida en la costa mediterránea, una empresa necesitaba levantar 10 edificios con distintos niveles de exposición al ambiente salino.

En fases iniciales, se optó por usar áridos redondeados provenientes de un río cercano por su bajo coste y buena trabajabilidad.

El proceso de llenado de encofrados fue rápido y eficiente, sobre todo en elementos como columnas y vigas ornamentales de difícil acceso.

Sin embargo, a los tres años aparecieron los primeros signos de deterioro en zonas expuestas al salitre y vientos salinos.

Analizado el hormigón, se encontró que la pasta de cemento no había desarrollado una adherencia óptima con los áridos, lo que facilitaba la penetración de humedad.

En las siguientes fases del proyecto, se cambió la mezcla por áridos angulosos y se añadieron aditivos plastificantes para mejorar la trabajabilidad.

El resultado fue un hormigón más denso, compacto y resistente a las condiciones ambientales adversas.

Hoy, tras más de 10 años, los edificios construidos con áridos angulosos tienen un mantenimiento mucho menor y presentan una integridad estructural notablemente superior.

Esta experiencia mostró claramente que la forma del árido no solo afecta las tareas en obra, sino también la vida útil de lo construido.

Otras consideraciones adicionales al elegir el tipo de árido

Además de la forma, hay otros factores que deben influir en la elección del árido para hormigón:

  1. Tamaño del árido: Incide en la porosidad y la fachada superficial del hormigón.
  2. Limpieza: Es fundamental que los áridos estén libres de polvo, arcillas y materia orgánica.
  3. Durabilidad geológica: Algunos tipos de piedra son mucho más resistentes al desgaste y la fragmentación.
  4. Disponibilidad local: Un árido más cercano significa menos emisiones en transporte y menor coste.
  5. Normativas técnicas: En muchos países hay especificaciones concretas sobre qué tipo de árido usar según el tipo de obra.

Preguntas frecuentes

¿Existen mezclas que combinen áridos redondeados y angulosos?

Sí, en algunos casos se usa una mezcla combinada para optimizar la trabajabilidad sin perjudicar la resistencia.

¿Es más barato un tipo de árido que otro?

Los áridos redondeados suelen ser más económicos si están disponibles en el entorno natural.

Los angulosos, al requerir trituración, pueden ser más costosos dependiendo de la zona.

¿Qué tipo de árido se debe usar para cimentaciones?

Por lo general, se prefieren los áridos angulosos debido a su capacidad de carga y adherencia con el cemento.

¿El tipo de árido afecta el color del hormigón?

Levemente, sobre todo si se utilizan en grandes proporciones o no están completamente recubiertos por la pasta.

¿Todos los países permiten usar áridos redondeados en estructuras de carga?

Depende de la normativa técnica local y del tipo de estructura, aunque en muchos casos se exigen ensayos adicionales.

Consultar los reglamentos estructurales técnicos como EHE (España), ACI (América) o Eurocódigo es fundamental para cumplir con los estándares de obra.

En resumen, la comparación entre áridos redondeados y angulosos no se trata de elegir un ganador absoluto.

Es una decisión estratégica que debe considerar las necesidades estructurales, funcionales y económicas de cada obra.

Mientras los primeros ofrecen fluidez y facilidad de colocación, los segundos garantizan una resistencia y durabilidad superiores.

Estudiar el entorno, consultar normativas y contar con un equipo técnico cualificado es la mejor vía para seleccionar el tipo de árido más adecuado.

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