Cómo influye el tipo de árido en la absorción de agua del hormigón

El hormigón es un material imprescindible en la construcción, pero no todos saben que su rendimiento depende en gran parte de un componente fundamental: el árido.

La absorción de agua del hormigón puede variar significativamente según el tipo, forma y tamaño del árido utilizado.

Comprender esta relación es clave para lograr estructuras más duraderas, seguras y eficientes.

¿Qué son los áridos y por qué influyen en el hormigón?

Los áridos son el componente granular que se mezcla con el cemento y el agua para formar el hormigón.

Pueden ser grava, arena, piedras trituradas o materiales reciclados.

Constituyen entre el 60 % y el 80 % del volumen total del hormigón.

Por su naturaleza, los áridos poseen porosidad, textura y forma variables, lo que afecta directamente a su comportamiento frente al agua.

Cuando un árido absorbe mucha agua, esta puede cambiar la relación agua/cemento del hormigón.

Esto influye no solo en la resistencia de la mezcla, sino también en su tiempo de fraguado y durabilidad.

Por eso, elegir el árido correcto es una decisión estratégica en cualquier obra.

Cómo se mide la absorción de agua en los áridos

La absorción de agua es un parámetro que indica la cantidad de agua que puede retener un árido en condiciones normales.

Se expresa como un porcentaje del peso en seco del árido.

Por ejemplo, si un árido pesa 100 gramos en seco y puede absorber 2 gramos de agua, su absorción es del 2 %.

Este dato se obtiene siguiendo normas técnicas como la UNE-EN 1097-6 o ASTM C127.

Los ensayos miden el peso del árido seco, el que tiene después de saturarse y calcular la diferencia.

Una vez que se conoce este dato, se puede ajustar la cantidad total de agua en la mezcla de hormigón.

De esta forma, se garantiza que el agua disponible para la hidratación del cemento sea la adecuada.

Tipos de áridos y su efecto en la absorción

No todos los áridos se comportan igual frente al agua.

Su origen geológico, su textura y su porosidad son factores clave.

Áridos de origen natural

Provienen de ríos, canteras o depósitos naturales.

Suelen ser redondeados, con menos rugosidad superficial y por lo tanto menor absorción.

Son los más estables cuando se busca un bajo coeficiente de absorción hídrica.

Áridos triturados

Son resultado de procesos mecánicos que rompen piedras grandes en fragmentos más pequeños.

Tienen mayor superficie rugosa y mayor cantidad de poros.

Esto incrementa su capacidad de absorción, a veces superando el 5 %.

Áridos ligeros

Como la arcilla expandida o la perlita.

Diseñados intencionadamente para ser porosos, pueden absorber hasta un 20 % de su peso en agua.

Se usan en aplicaciones específicas, como hormigones aislantes o de baja densidad.

Áridos reciclados

Provenientes de demoliciones y escombros tratados.

Contienen restos de mortero y materiales cementosos adheridos, lo que aumenta su porosidad.

La absorción de estos materiales es generalmente alta y requiere especial atención en la dosificación.

¿Por qué importa tanto este factor en la práctica?

Controlar la absorción evita mezclas con relaciones agua/cemento erróneas.

Un árido con alta porosidad absorbe más agua, dejando menos agua libre en la mezcla.

Esto puede hacer el hormigón menos trabajable o incluso frágil si no se corrige.

También altera su resistencia final y su comportamiento ante el secado y el curado.

Cuando no se tienen en cuenta estos aspectos, el riesgo de fisuras y patologías estructurales aumenta.

Ejemplo real ilustrativo sobre impacto en obra

En una obra de edificación en la costa mediterránea, se decidió usar un árido local procedente de una cantera de roca volcánica.

Era un material abundante, económico, y parecía adecuado a simple vista.

Se elaboraron varios lotes de hormigón estructural de tipo H-25 para la cimentación.

Sin embargo, tras algunas semanas tras el vertido, aparecieron fisuras longitudinales en varios pilares.

La empresa constructora solicitó un análisis técnico para investigar el origen del fallo.

Los informes revelaron que el árido utilizado tenía una absorción del 7,5 %.

Sin embargo, los técnicos de obra no habían medido ni corregido la cantidad de agua en la mezcla.

Esto provocó que el hormigón tuviera menos agua de la necesaria para activar todo el cemento.

Como resultado, el fraguado fue incompleto y se desarrolló una microestructura muy porosa y frágil.

Este caso obligó a demoler parte de la estructura recién construida, con pérdidas económicas importantes.

Después del incidente, se repitieron las mezclas, esta vez ajustando la cantidad de agua según la absorción real del árido.

El resultado fue mucho más estable y duradero.

Este ejemplo demuestra que pequeños errores técnicos pueden tener grandes consecuencias si no se evalúa cuánta agua absorben los áridos.

Recomendaciones para elegir el árido adecuado

  1. Conocer el origen del árido y su historia geológica.
  2. Solicitar pruebas de absorción de agua antes de usarlo en hormigón.
  3. Ajustar la dosificación en función de su grado de porosidad.
  4. Evitar áridos que superen el 5 % de absorción en usos estructurales.
  5. Valorar el uso de aditivos plastificantes si se usan áridos con valores altos.

Preguntas frecuentes sobre los áridos y la absorción en el hormigón

¿Cuánto debe absorber un árido ideal?

Idealmente, un árido de calidad debería tener absorciones menores al 2 %.

Esto garantiza una menor variación en la mezcla y mayor control del agua libre disponible.

¿Qué puedo hacer si el árido local tiene alta absorción?

Es posible usarlo, pero es imprescindible saturarlo previamente o ajustar la cantidad de agua en la formulación del hormigón.

También pueden emplearse aditivos o mezclas con mayores dosificaciones de cemento.

¿Los áridos afectan la durabilidad a largo plazo?

Sí, especialmente si son muy porosos.

Una alta absorción permite la entrada de humedad y agentes agresivos, como sales o cloruros.

Esto acorta la vida útil del hormigón y favorece procesos de corrosión interna si hay elementos metálicos.

¿Existen normas que regulan esto?

Sí, como la UNE-EN 12620:2003+A1:2008, que establece los requisitos para áridos en hormigón estructural.

Además, existen guías de control técnico del Instituto Eduardo Torroja o del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).

¿Es posible modificar la absorción del árido?

No directamente, pero sí puede disminuirse su impacto mediante tratamientos superficiales o ajustes en la dosificación del hormigón.

Detalles técnicos importantes que muchos olvidan

  • Hay que considerar tanto la absorción total como la absorción inicial a los 5 minutos.
  • Muchos errores vienen de no diferenciar la absorción del árido grueso y del fino.
  • En climas secos, el árido puede estar más sediento y alterar aún más la mezcla.
  • La absorción también varía según el tamaño: más pequeño es, más agua retiene.

Áridos y sostenibilidad: una mirada ecológica

Hoy día existe creciente interés por usar áridos reciclados en vez de extraer nuevos materiales.

Sin embargo, estos presentan mayores tasas de absorción debido a la presencia de material cementoso antiguo.

Esto no significa que sean inútiles, pero sí que hay que dosificarlos con mayor precisión.

Además, se están desarrollando tratamientos químicos para sellar sus poros y reducir su impacto hídrico.

En una economía circular, el uso eficiente del árido es un paso adelante hacia construcciones más sostenibles.

Pero sin olvidar que, aunque económico y ecológico, un árido reciclado mal controlado puede generar costes ocultos en la durabilidad.

Impacto en diferentes aplicaciones del hormigón

No es lo mismo usar árido en un hormigón para aceras que para estructuras de puentes o edificios de gran altura.

En obras estructurales, mantener una baja variación del agua libre es esencial.

Por tanto, se prefieren áridos con valores conocidos, registrados y estables.

En aplicaciones decorativas, como mobiliario de hormigón o fachadas, puede admitirse mayor variación.

Pero incluso en estos casos, una mala absorción puede alterar el acabado final, provocar manchas o fisuras superficiales.

La elección del árido y su absorción es una decisión que debe tomarse desde la fase de proyecto.

Implica tanto a arquitectos, como a ingenieros, técnicos de laboratorio y jefes de obra.

Cada uno debe entender cómo un dato tan simple como la “absorción” puede alterar la calidad final y la vida útil de una estructura.

Por eso, conocer en profundidad esta propiedad es básico en cualquier obra moderna.

Y más aún, cuando buscamos construir con criterios de eficiencia y menor impacto ambiental.

Las futuras normativas tienden a exigir mayor control sobre estas variables, por lo que es mejor anticiparse que corregir después.

En resumen, el tipo de árido y su capacidad de absorber agua condicionan en gran medida el comportamiento y la calidad final del hormigón.

Ignorarlo puede salir muy caro, tanto en términos técnicos como económicos.

Pero controlarlo permite obtener mezclas más precisas, resistentes y duraderas, lo que se traduce en obras mejor ejecutadas y con menor impacto ambiental.

Elegir y dosificar bien el árido es, sin duda, una de las claves de la buena construcción.

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